Ella siempre habia "apostado por caballo perdedor", aunque no sabía muy bien que significaba esa expresión.
Se lo habia oido explicar a un psicoterapeuta un poco zumbado, que lo habia reflejado por escrito en una entrada de su blog.
Sentía
siempre el irrefrenable impulso de acercarse allí dónde algo brillara,
se hiciera oir o destacara un poco sobre el fondo. Era un impulso
automatizado, que funcionaba como una verdadera válvula de escape, un
antídoto ante el posible dolor y sufrimiento que todos los seres humanos
nos encontramos inevitablemente en nuestro andar cotidiano, en nuestro
vivir, sin más.
Había sido una niña entre ejemplar y traviesa,
muy sensata,excelente hermana, responsable y, al mismo tiempo algo
rebelde, imaginativa, que se entendia mejor con los chicos jugando a los
piratas que con las niñas jugando a las muñecas.
Ahora, con los
cuarenta años ampliamente sobrepasados, con una familia propia creada
con mucha ilusión, ahora, seguia siendo aquella niña, entre ejemplar y
traviesa.
Mostraba desde su adolescencia un gran interés por las
causas justas, siempre se mantenia comprometida con uno o dos frentes de
liberación social, de defensa ecológica,etc.
Su compromiso, su
entrega, tenia , para ella, un precio. El precio de su sacrificio era,
no podia ser otro, un reconocimiento explícito por parte de los demás.
Esto resultaba fundamental, el reconocimiento de su entrega, al punto de
posponer sus propios deseos, tenia que dejar remarcada su naturaleza
bondadosa y sacrificada, como si de un mercado de compra y venta de
valores humanos se tratase.
Esta "vocación bondadosa", sacrificio
como moneda de cambio, ciertamente no era un motivo de orgullo, al menos
de forma espontánea.
Estas "cualidades" eran las que la
convertian precisamente en una apostadora a caballo perdedor. Su
constante necesidad de ser reconocida como gran persona, entregada y
solidaria le jugaba malas pasadas, al punto de buscar el reconocimiento
exclusivamente dónde no lo habia, o dónde sólo se aparentaba reconocer.
Estas
consecuencias, derivadas de las necesidades de su EGO, le habian hecho
perder buenas amistades, personas que realmente llegaron a apreciarla
pero, que se cansaron, con el tiempo, de sus silencios y de su mirar
para otra parte. Además , su distorsionada visión y su conducta mezcla
de madurez, travesura e inconsciencia le habia servido para acabar
coleccionando una auténtica corte de gente aduladora que satisfacia su
glotoneria egoica, aduladores que,a la primera dificultad que surgiera,
abadonarian en masa , dejándola más sola que la una.
Ella vivia de
espaldas a esta posible realidad.Su mal entendido altruismo no le
dejaba ver con claridad lo que la adulación trae en consecuencia, la
esclavitud que a la larga acaba reportando al adulado.
Sus
profundas convicciones religiosas si le habian ayudado en numerosas
ocasiones, le habian proporcionado integridad, entereza, lucidez y
humildad. Pero, la neurosis es un estado de permanente "permanecer"
hasta que lo vaya disolviendo poco a poco el arduo trabajo personal de
crecimiento y equilibración.
Su pendiente trabajo esforzado, de
lucha y superación necesitaba llevar una carga de: rechazo profundo a la
posición narcisista, aceptación del dolor, y no evitación, a toda
costa, buscando el divertimiento.
El caso es que llevaba un largo
tiempo reflexionando un poco sobre estos temas, su vida familiar
resultaba muy estable, a veces pensaba que "demasiado estable", y su
vida laboral daba continuos giros, poniendo ella siempre el esfuerzo en
que los giros llevaran la dirección esperada.
Necesitaba cambiar,
era URGENTE, ¿ a quién queria engañar?, se sentia a veces tan perdida!!,
ella misma tenia la impresión de ser una auténtica veleta al capricho
del viento, del viento adulador, del viento complaciente, del viento que
ofrece distracción, alejamiento del dolor.
Pero parecia destinada
a ser una eterna postulante del cambio, siempre vendiendo sus
beneficios pero, incapaz de llevarlo a cabo, y los años seguian pasando.
Empezaba a tener un poco de miedo al hecho de que su imagen física
continuara anclada en el pasado, en la adolescencia, su forma de vestir
venia siendo la misma de siempre pero realmente no habia adaptado su
vestuario a su edad y condición.
Se encontraba ya próxima a la
frontera, esa frontera que lleva a hacer el ridículo espantoso, como
cuando vemos a una señora mayor vestida de adolescente, cuando un
vestidito ligero sin mangas deja ver piel flácida en los brazos, señales
del paso del tiempo que sin ningún temor debemos aceptar, lo que no
significa que haya que llevar los colgajos de piel a la vista.
La
apariencia física, el vestuario, las amistades divertidas y lisonjeras,
la playa( durante el largo verano)..todo era fundamental e
imprescindible.
Revisó en su bolso que el pasaje del ferry estuviera aún allí, a buen recaudo. Asi era.
El
viaje consistia en pasar una jornada de navegación visitando las
numerosas islas que conformaban el archipiélago. Era una bonita aventura
que iba a emprender con dos viejas amigas que la acompañaban
El
archipiélago estaba situado en pleno mar Caribe y era muy conocido por
las historias que hablaban de barcos desaparecidos y que supuestamente
cruzaban una fisura en el espacio-tiempo perdiéndose para siempre.
Jamás
hubiera pensado que esas pocas nubes que se veian en el horizonte
fuesen capaces de desatar una tormenta de semejante envergadura, pero
así fue y el barco acabó naufragando sin remedio, en medio de aquel mar
misterioso.
Llegó a la costa del islote exhausta, que verdadera
ayuda representó en momentos así el haber sido nadadora de joven y su
empeño en mantenerse siempre en buena forma física.
Los dos dias
siguientes exploró de arriba a abajo todo el islote pero no encontró
rastro alguno de supervivientes ni de moradores . Era la única persona
viva en aquella pequeña isla enclavada en la inmensa soledad del mar .
Habia
descubierto que habia alimentos y agua suficientes para sobrevivir
durante mucho tiempo pero no habia, en ese mundo, un solo ser humano con
quien compartir, conversar, adular y ser adulada...
Pasaron
semanas, meses y su obligada "soledad" le empezaba a pasar factura, su
mente se resentía cada vez más, su incapacidad para soportar el dolor la
habia llevado a fabricar con cocos y yute trenzado y hojas de palma
varios muñecos rudimentarios, a modo de personajes, de corte aduladora.
Habia
colocado los monigotes a lo largo de la playa y cada mañana, al
levantarse y dirigirse a la cocina para su desayuno se encontraba una
legión de ellos , con unas extraña sonrisa en la cara, como una mueca
caricaturesca que le anunciaban un nuevo dia en SOLEDAD, sola en aquel
mundo...
Comenzó a establecer relaciones con aquellos monigotes
ideados por ella, formó un grupo de aduladores y otro de oposición y,
asi, de esta manera, comenzó su verdadero sistema de apuestas a caballo
perdedor.
Su salud mental se resentía más y más, comenzaba tener
dificultades para discernir lo real, ella sola se envolvia en duros
enfrentamientos filosóficos( la Filosofía era otra de sus pasiones,
diríamos que, falsas pasiones).
El barco que tres años después del
naufragio del ferry de recreo llegó a la isla, expresó a través del
diario de a bordo del capitán que la escena que se encontró al
desembarcar en la playa fue de gran impacto visual y emocional. Se
encontró, en medio de una multitud de muñecos rudimentarios , con el
rostros y el gesto pintados con trozos de carbón vegetal con distintas
disposiciones de ánimo. En medio de todos ello, una mujer, semidesnuda,
terriblemente sucia, infestada de piojos y con el gesto desencajado,
mirando al infinito reia a grandes carcajadas que resonaban por toda la
isla. Estaba completamente trastornada, de hecho hubo que reducirla para
poder subirla al bote, y, mientras el bote recorria la distancia de la
playa al barco fondeado una risa sin sentido, completamente trastornada
resonaba en la bahía JAJAJAJAJA
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