miércoles, 6 de mayo de 2015

Voces

LAS VOCES Siempre se había preguntado como sería la antesala de la locura, que síntomas aparecerían en primer lugar y si uno se daría cuenta de ello o no. El mundo de los locos le atraía desde muy joven, le parecía muy original y lo bastante llamativo para seguirlo un tanto de cerca. Cuando en su ciudad existía aún el hospital psiquiátrico le gustaba acercarse de vez en cuando por ahí y perderse paseando por los senderos que rodeaban multitud de jardines amorosamente cuidados por los propios internos. También le gustaba sentarse en algún banco para intentar animar a los allí presentes a que contaran su propia historia. Así fue como llegó a enterarse de apasionantes historias, desgraciadas, tristes, pero apasionantes historias. Y ahora.. algo terrible le estaba sucediendo a él, algo que no alcanzaba a comprender. Todo había comenzado una mañana soleada de primavera, él estaba dando uno de sus paseos por los jardines y, de pronto escuchó unas voces que lo llamaban. Se volvió, pero no encontró a nadie excepto uno de los internos, Serafín, que lo miraba con gesto de medio sonrisa. Las voces que lo llamaban seguían resonando pero, allí sólo estaban Serafín y él, que seguía con e mismo gesto ,hasta que le dijo-Oyes esas voces llamándote, verdad?.Se quedó helado, sin palabras...Serafín oía las voces aquellas! Hizo un gran esfuerzo para salir de su perplejidad y le preguntó: tu las oyes también?, cómo es posible?. Porque son las mías, respondió Serafín, son las voces que llevo tantos años oyendo, aquellas que me dicen cosas terribles, que me incitan a actuar contra mi voluntad, que me juzgan constantemente. Esas voces parecen haberse interesado ahora en ti, y, yo, sigo oyéndolas. Sintió como su cuerpo se estremecía por completo mientras escuchaba este comentario tan siniestro !Cállate!, gritó.!No es posible!. Eso desafía a cualquier tipo de lógica, pensó, -Pero, claro , Serafín es, en el sentido más clásico del término un loco, un trastornado, no debía hacerle el más mínimo caso. Pasó el día convenciéndose de ello y, esa noche consiguió dormir tranquilo. Además tanto paseo por aquellos jardines...... Pasó el tiempo y las voces no volvieron, esto le tranquilizó, al punto de no caer en la cuenta de que Serafín ya no andaba por ahí dando sus interminables paseos, había "desaparecido" de la circulación. Una mañana vio a otro interno con el que Serafín solía charlar con frecuencia y se animó a preguntarle por él. -Está muy enfermo- le contestó, quizás sólo le quedan días, o incluso horas de vida. La noticia le afectó, a pesar de aquel empeño que había tenido en meterle el miedo en el cuerpo con el tema de las voces, Serafín era una buena persona, afable, de conversación fluida( cosa poco frecuente entre los locos). Decidió ir a verlo, estaba ingresado en una unidad del propio Hospital Psiquiátrico destinada para los enfermos terminales. Lo reconoció al acercarse a su cama, -te estaba esperando-, le dijo. Serafín, no empecemos, por favor, le suplicó. Serafín sólo le dijo : Escúchame y toma las medidas que creas oportunas: a mi me queda muy poco tiempo, unas pocas horas y, mis voces llevan unos días explicándome que cuando yo me vaya se asentarán en ti, te han elegido. En ese mismo momento en que Serafín hacía esa confesión escuchó nuevamente a las voces, como aquel primer día, pero eran más y sus mensajes muy desestabilizadores y desquiciantes. Sintió pánico, comenzó a desesperarse y tuvo ocasión de ver a aquel loco que estaba moribundo expirar con un gesto de paz, de sosiego ,que él nunca había visto en el rostro de Serafín. En ese mismo instante su cabeza se llenó de voces, inquietantes voces, terribles, inagotables y comenzó a gritar y llorar al mismo tiempo Fue reducido por varios auxiliares cuando estaba ya a punto de saltar por la ventana del tercer piso, buscando desesperadamente la paz y el silencio. Desde entonces vive allí, es vigilado casi constantemente para que no consiga liberarse de su prisión, las voces incesantes, él da muchos y largos paseos por los jardines, siempre convenientemente acompañado y fuertemente medicado. Su mente se está "secando", sólo la ocupan casi en su totalidad las malditas voces, mientras él, con la muy poca cordura que le queda ruega el poder encontrar otro paseante, visitante al que las voces decidan elegir como su sustituto,

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