lunes, 16 de septiembre de 2013

EL AMO DE LA POSTERGACIÓN (HISTORIA DE UN ENEATIPO)

Encendió el último cigarrillo que le quedaba, encontró una buena razón más para dejar de fumar de una vez y para siempre, sabiendo que no lo haria. Comenzó a darle vueltas en su cabeza al "viejo" proyecto vital que venia fraguando durante toda su vida, ese que estaba a punto de entrar en el record de "Proyectos vitales postergados indefinidamente". Era un poco tarde, el despertador había sonado hacía ya más de un cuarto de hora, pero él, como siempre, parecía no tener prisa. Ni prisa para levantarse, ni prisa para ponerse en marcha, ni prisa para vivir, sentir, pensar, relacionarse etc. El "puto amo de la postergación" se autoproclamaba estúpidamente, jactándose de ello como si fuera una de las mayores virtudes de las que se puede estar dotado. Su proyecto vital no constaba por escrito y su capacidad retentiva era, además de muy selectiva, más bien escasa por lo disperso de su temperamento. Esto hacía que se sintiera incómodo cada vez que su psicoterapeuta le preguntaba por su "plan de vida", en ese momento, sistemáticamente, quedaba bloqueado, bloqueado y un tanto molesto, que manía de hacer preguntas complicadas tiene este psicólogo!!(decía por lo bajini). Su respuesta, al final, siempre resultaba parca y un tanto divagadora, poco concreta. Claro que, si él era el"puto amo de la postergación", no era menos en "dispersión", el "puto amo de la dispersión".Aunque este título no le hacía tanta ilusión porque pensaba que socialmente no contaba la dispersión con muchos simpatizantes. Hacía ya más de media hora que había sonado el despertador, pero no conseguía aún poner en marcha su mente y coordinarla con su cuerpo lo necesario para levantarse. -Parece que hoy puedo estar ante un día "especialmente espeso"-pensó. Intentó volver a su proyecto vital, a pensar en que parte de él debía hoy fijar su atención ya que esa misma tarde había quedado con otra "indolente de la vida" que había conocido en Facebook, de manera casi milagrosa, pues la indolencia de ambos hacía difícil cualquier interacción que diese posibles frutos. El quería "aparentar" estar por encima de ella y dar imagen de no tan indolente, con lo que lo mejor iba a ser prepararse un poco la charla del café por la tarde y hacerle ver a esta chica que él tiene coco y planes. Hacía ya casi una hora desde el ring del despertador, pero...("el puto amo de la postergación" es un título ganado a pulso y no meramente honorífico). Estirándose un poco más en la cama consiguió esbozar un pensamiento y casi de un plumazo, de manera muy impulsiva vio de golpe cuál sería su "plan de acción" para toda la jornada. -Para empezar, se dijo, voy a seguir otro cuartito de hora en la cama, luego me levanto, baño( que me lleva un tiempo largo), desayuno y vestirme.- -Voy a dedicar la mañana ( lo que quede de ella) a tomarme un café en alguna terraza y a leer , por encima , por supuesto, el periódico del día, si sobra algo de tiempo: un ligero paseito por el centro. -La tarde está decidida, voy a darle plantón al psicólogo contándole una milonga cualquiera. Así me ahorro una pasta además de lo incómodo que a veces me resultan sus preguntas, del malestar que siento cuando me dice que debo empezar a "vivir" en la práctica y no en mi cabeza. Además aún guardo el resentimiento por haberme llamado "pastagorda" aquella primera cita con él.- !Qué coño!, ese dinerito que me ahorro lo voy a emplear en comprar esta misma tarde embutidos y queso de calidad para darme un "homenaje " de cena mientras veo en la tele cualquier programa de esos que me distraen tan bien. Había pasado ya una hora y cuarto desde que el despertador lo trajo a este lado de la realidad, y se dijo que ya era hora de poner los pies en tierra. Sorprendentemente así lo hizo y marchó derechito al baño. -Tengo que acordarme de preparar un poco la conversación de esta tarde con esa chica-, se recordó a sí mismo, sabiendo que seguramente no lo haría y a la hora del encuentro tiraría de su capacidad de improvisar, que él creia buena, pero que en realidad era desastrosa y le había hecho quedar mal en innumerables ocasiones. -Tengo que acordarme de llamar al psicólogo para anular_ fue el siguiente mantra mental que ocupó su mente, seguramente lo haría, pero tarde y contando una mentira bastante poco creíble. En fin, genio y figura, para algo se es "el puto amo de la postergación" Cuando traspasó el umbral de su puerta y se adentró en la calle, incorporándose a la vorágine urbana, llevaba ya una buena dosis de estrés, fruto de sus largos circunloquios que siempre lo ponian al "borde mismo de la vida" y eso era extremadamente peligroso para él, un zombie de día, un "MUERTO EN VIDA. Toda su "vida" la había siempre apostado a caballo perdedor, y las lacerantes rentas obtenidas aún no le habían pasado factura al 100%, pero lo harían no tardando mucho. Cuando se encontraba en la terraza de una céntrica cafetería hojeando el periódico del día tuvo un momento, un instante, una eternidad, un instante que le pareció una eternidad, en fin....tuvo GANAS DE VIVIR, le pareció, durante un instante , que VIVIR podía resultar interesante y hasta "rentable". VIVIR; VIVIR!!, eso que tanta gente hace, y parece irle bien. Eso que requiere asumir riesgos que en ese instante le parecieron asumibles y no tan importantes. ¡Estaba decidido!, esa misma tarde comenzaba para él una nueva vida, mejor dicho UNA VIDA, la "indolente" con la que había quedado realmente le gustaba, podrían ser pareja, él se le declararía y luego llegaría el amor, aunque fuera despacio, poco a poco. Estaba dispuesto a cambiar cosas en su trabajo autónomo, ya no más mañanas eternas en la cama rascándose la barriga y ya no más persistir en ese empeño de "estar al día en cuestiones de corazón" a base de interminables horas de teleadicción, que al final siempre acababa, a pesar de su buena intención, manejando información obsoleta. Y , ¿qué decir de su viejo "Proyecto vital"?, ahora sí que lo llenaría de "sentido",le daría la categoria de Proyecto vital común, con la indolente. Pagó el café que se había tomado y dejó una buena propina, a pesar de que andaba algo justo de liquidez, se levantó rápidamente de la mesa y absorto aún en sus planes, proyectos, decisiones, etc etc se dispuso a cruzar la avenida, que se hallaba con bastante tráfico dada la hora punta que ya era. Allí mismo, frente a la terraza de la cafetería un autobús urbano de la línea 12 que circulaba muy deprisa por la tardanza en los horarios lo arrolló de pleno sin dejar ni un centímetro de su cuerpo fuera del fuerte impacto. No le dio tiempo a enterarse de nada, no vio al autobús ni presintió nada. Fue una pena, pero la "vida" no estrenada siquiera por este zombi de día, la vida sin vivir, la vida que da miedo, la vida a la que se renuncia, la que no se quiere vivir, o no se sienten algunos con derecho a ello, esa VIDA tiene un PLAZO, un TIEMPO, tiene una fecha de caducidad y en ese tiempo y con la mayor intensidad que se pueda, debe SER VIVIDA.

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