domingo, 13 de enero de 2013

NACEMOS O MORIMOS A LA VIDA? 1ª PARTE (Sacado del "Tratado teórico-práctico de Anatheóresis" de Joaquín Grau)

Imaginemos a un feto flotando en una bañera cargada de endorfinas. Mecido por el agua, somnoliento, muy relajado, sin motilidad gastrointestinal, sin respiración, ingrávido. con un sentimiento de plenitud, de conciencia expandida.
Imposible concebir deesde nuestra percepción beta el estado de éxtasis en que vive todo bebé en su fase intrauterina.
¿Es todo bebé en el claustro materno una Eva o un Adán antes de que fueramos arrojados del Paraíso?
Digamos que podría serlo, pero deddichadamewnte las agresiones que, a través de la madre, le llegan al feto desde nuestro mundo le van golpeando y cada golpe es un impacto mortal.
Y así, golpeado unas veces y acunado otras, se va acercando a la puerta que comunica con el horror del vacío, con el horror de un algo desconocido que, por ser desconocido no es, y que, por no ser, es muerte.
Y un día, que el bebé no puede prever, pero que nosotros, que tenemos noción del tiempo, porque estamos en otro mundo, sabemos que corresponde al noveno mes de gestación; el océano que le contenía acerca sus orillas de carne tensa, de carne pétrea, para finalmente estrecharle en un abrazo inmovilizador, casi mortal, tan aterrador como el abrazo granítico de las paredes de un nicho sepulcral.
Y luego, esos empujones terribles, ese hipo de paredes de carne contráctil que le arroja a un colector de aguas sucias, con sangre. Y en ese colector en el que se ahoga, en ese colector por el que tiene que arrastrarse horas, inmovilizado unas veces, empujado otras, y en todo momento auxiliado sólo por easa morfina piadosa que le droga hasta, muchas veces, anestesiarlo totalmente
Hasta muchas veces hacerle vivir esa pérdida de conciencia que es una muerte dulce, una muerte a la que el bebé, agotado se entrega feliz. Pero vuelve a la vida y, si el parto se prolonga muere una y otra vez, hasta que un ángel terrible, pero piadoso le arranca de ese túnel del terror que es el conducto vaginal para llevarlo a otro lugar, a un mundo que ni siquiera puede concebir, a un mundo en el que extrañamente hay seres que rien felices, que le dan la bienvenida sin comprender que él ha sido expulsado del Paraíso, que para él nacer no ha sido ir a la vida, sino simplemente morir, porque su conciencia es todavía la de un organismo acuático simbiótico que se siente delfín....

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