lunes, 4 de noviembre de 2013

ENTRE TANTOS VIAJES, A LO MEJOR SE ENCUENTRA-IGUAZÚ/CATARATAS

Ese verano habían decidido volver a Argentina, pero además de seguir conociendo Buenos Aires y pasar también unos días en Rosario querían conocer ese paraiso que eran las CATARATAS DE IGUAZÜ.
Los viajes a Argentina, daba por supuesto, le conectaban mucho con su verdadero Yo. Allí estaba su infancia, algunos de los momentos y vivencias más importantes de su vida, allí se había parapetado su niño interior y comenzado a utilizar las máscaras para no ser rechazado.
Buenos Aires era un buen lugar dónde comenzar un proceso de reconexión con su ESENCIA, pero, inevitablemente a´n no sentía las cosas como suyas.
Eso le pasaba en Rosario, su querida Rosario, ahí , cuanto tocaba lo sentía como propio, como si los años no hubiesen pasado, las sensaciones y la evocación estaban permanentementes "conectadas" en esa hermosa ciudad.
Su primer reencuentro con su calle, sus lugares de infancia, y el viejo árbol a la puerta de su casa( que desgraciadamente había sido derribado y en su lugar construido un edificio de 7 plantas)fué verdaderamente EMOCIONANTE, lloró hasta la saciedad, se reencontró con unos de sus "viejos amigos"  y plagó aquel viaje de recuperación de datos y añoranzas.
Ahora volvía a Rosario por segunda vez, dispuesto a pasar unos días intensos, disfrutar de la amistad de su amigo Mario y del cariño de la familia de Mario. Dispuesto también a reecontrar más gente y por tanto vivencias y, en consecuencia: ENCONTRARSE.
Pero, antes de todo esto tocaba la escapada de dos días a Iguazú, lo organizaron desde el hotel de Buenos Aires reservando vuelo y estancia en lujoso y decadente hotel en Puerto Iguazú.
Avión, otra vez los dichosos aviones, sin los que uno no puede viajar más allá de tiro de piedra, además el ahorro en tiempo con respecto al Bus era enorme.
En Argentina era invierno( agosto), a finales, y, en Iguazú el tiemo era genial, casi veraniego.
Llegaron con nubes y algo de lluvia, al día siguiente sería la visita a las cataratas, para ello alquilaron un coche con chofer para todo el día.
El día siguiente, como si estuviese predestinado a que fuera así, amaneció despejado, ideal para la visita, el coche los recogió y allá fueron.
La primera parte que iban a visitar era desde el lado argentino. Desde la entrada al Parque natural hasta el inicio de los primeros saltos habiá una distancia que se hacía en trenecito.
Cuando llegaron a las pasarelas que recorren los más de 2 kilómetros de cataratas justo por el borde de la caida y a escasos centímetros del agua, lo primero que sintiò fué ALEGRÏA, un sentimiento de estar lleno de energía que había que liberar, esa sensación fué en aumento.
El agua justo por debajo de sus pies, visible, corriendo rápida a precipitarse al vacio para formar nubes de vapor y sonando como un enorme estruendo, ese agua limpia le CONECTABA con su propio fluir interno.
Según iban avanzando, en dirección a la "garganta del diablo" el cauce era mayor, los saltos más altos y el estruendo en medio de la selva más acompañante que nunca del silencio.
El agua, ese agua corriendo, saltando, vaporizada, generando un movimiento ondulado, espuma inmensa, vértigo ligero, como una borrachera de los sentidos, ese agua "portadora de vida", llena de vida, le hacia brotar profundos sentimientos, sin poder evitarlo, llegó a sentir que el corazón se le iba a salir del pecho, sintió una verdadera plenitud.
Al llegar a la Garganta del Diablo, una caida inmensa en forma de herradura, los sentimientos se le desbocaron, no pensó nada, nada vino a su cabeza, todo fué a su corazón, se sentía tan lleno que la emoción le hizo llorar, agua sobre agua. Sólo una cosa pasó por su cabeza: ësto tiene que ser obra de un Ser superior, si hay un sitio en el mundo dónde poder llegar a creer en la existencia de Dios, es éste.
Cuando salieron para que les recogiera el chofer y llevarles al lado brasileño llevaban puesta ambos una gran sonrisa de bienestar.
El lado brasileño es para "ver" las cataratas, el lado argentino es para "vivirlas".
Después de la visita hubo tiempo para entrar en paraguay, en Ciudad de Este,y terminar el día con una visita a un asentamiento de indios guaranies.
A la noche, víspera de tomar el avión rumbo, nuevamente, a Buenos Aires, se desató una gran tormenta, tropical, ya que aquella zona es plena selva. Y a la mañana siguiente continuaba la lluvia intensa, llegaron noticias al hotel, durante el desayuno, que ian ese día a cerrar la entrada al Parque y las cataratas.
"El destino"-dijo, "tenía que ser así". El viaje de vuelta tuvo momentos de grandes turbulencias y pasó más miedo que nunca en un avión, pero merecía la pena.
En Iguazú se había ENCONTRADO, pero no desde la cabeza, sinò desde los sentimientos, había interiorizado y conectado con lo que sentía.
Las cataratas eran, sin lugar a dudas un lugar dónde ENCONTRARSE con uno mismo, dónde saber QUIÉN SOY YO.
Este escrito tiene una conexión con un videomontaje de las cataratashttp://www.youtube.com/watch?v=wXo_u-dGw2s

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