"!Los precios están por las nubes"!,!No hay Dios que viva!" exclamó, y
"eso que yo vivo con 4 chavos de nada", continuó. Y era cierto, vivía
con lo básico y esencial, no necesitaba más.
Cierto es que él
compraba siempre marcas blancas, y esto suponía un ahorro importante sin
sacrificar demasiado en la calidad. Pero pensó:" si sigue este
descontro, dentro de poco las marcas blancas estarán inalcanzables.
El
hecho de vivir en una zona rural del suroccidente asturiano le
facilitaba, en gran medida, satisfacer su"necesidad de retiro de la
gente, su necesidad de aislamiento.
"La gente es peligrosa, decía,
no te puedes fiar de nadie, te quieren engullir a la primera de cambio,
hay que estar muy despierto".
Llegar a tener confianza en alguien
era un proceso lento y laborioso, de coste emocional muy alto. En aquel
pueblo, en el que llevaba casi tres años ya, lo había conseguido con un
pequeñisimo grupito de gente. En parte gracias al hecho de que en
aquella zona de Asturias el temperamento general era un tanto parecido
al suyo, al de su lugar de origen, en tierras de Zamora, caracter seco,
adusto, observador, desconfiado inicialmente, pero noble, honesto a
carta cabal y sobre todo : de palabra.
Eso era fundamental para
él, encontrar alguien de palabra era casi la garantía de haber
encontrado alguien en quien, con el tiempo, llegar a confiar.
En
su casa, una pequeña casa en las afueras del pueblo, la última justo
antes de la curva de salida del pueblo, existía un "orden" creado por
él, pensado y repensado por él, rayando lo obsesivo.
Decía que, de esta manera podía saber dónde estaba todas sus cosas y acceder a ellas de manera rápida.
La
ropa se encontraba en el armario, pero estaba dentro de cajas en cuyas
tapas había puesto unas grandes etiquetas con un listado de cada prenda
que había dentro y una pequeña especificación, como por ejemplo: "jersey
azul de trenzas, de invierno" y asi con cada cosa.
Los libros
estaban igualmente embalados en cajs y éstas, puestas al pie de la
librería. También tarian en la tapa el listado de cada uno de los
libros, casi una ficha bibliográfica.
La cocina era pura
austeridad y sencillez, parecía la de San Francisco de Asís. ël se
identificaba mucho con este santo por su vida tan ascética
fundamentalmente. Eso si, no compartía, de ninguna manera la entrega
empática que San Francisco hacía con sus congéneres.
ültimamente
le había dado por traer a casa un montón de cosas viejas e inservivbles,
pero que él veia aún con "posibilidades", cosa que sus vecinos
desechaban: motocicletas viejas, herramientas rotas todo tipo( incluida
una hormigonera), sillas desfondadas, mesas a las que les faltaba alguna
pata, y un sinfin de cosas más
Todo lo había subido a la planta
de arriba ya que él se habia instalado en la planta baja, donde estaba
la cocina y el baño. En la planta de arriba estableció, mientras pudo,
un orden similar al de abajo, pero pronto tuvo que desistir de ese orden
debido a la ingente cantidad de chatarra que se acumulaba.
Y así
se encontraba su casa, esa casita de pueblo, como un microcosmos que
reunía, por un lado: el orden más obsesivo y riguroso( en la planta de
abajo) y, el desorden total, el caos, el hogar de Diógenes( en la planta
de arriba).
Su terapeuta, en Oviedo, al que acudía, seguía
acudiendo, aunque no con tanta regularidad pues ahora estabamás lejosy
eso suponía más gastos. Su terapeuta le había propuesto una linea de
"autotrabajo" personal, con el fin de ir adelantando algo en su proceso
terapéutico, que ahra llebvaba un ritmo más lento.
Entre las
actividades que resultaban buenas para incorporar a su nueva vida en
aquellos parajes tan bonitos ysolitarios estaban las de índole social y,
como tenía buena mano para la cocina, de vez en cuando "invitaba" a
algunas amistadesa comer o a cenar a su casa, para luego tertuliar un
rato( aquí la cosa se hacía un poco más difícil).
Si tuviese que
decir cual era su escala de preferencias en el aspecto relacional, con
el mundo, sin dudar habrái dicho:" en primer lugar, con preferencia está
la relación con la naturaleza, la montaña, el mar, etc, porque no
esperan que hables, están ahí pero no te obliga a interactuar. En
segundo lugar, los animales, éstos ya te fuerzan un poco, hay que
interactuar, peo se conforman con lo que les das. Y por último las
personas, son las más exigentes y por tanto las últimas en su escala.
No
obstante, él era plenamente consciente que SI o SI tenía que trabajar
en la psicoterapia pra "desarrollar" compasión y empatía, y también
tenía que ir ,poco a poco, dándose a los demás, al tiempo que recuperaba
y vivía sus emociones.
Esa noche tenía tres "amigos" invitados a
cenar en su casa, se había "esmerado" porque eran de los que más
chatarra y trastos le habían proporcionado, compró,incluso alghunos
productos de primeras marcas.
Tras la cena, decidieron subir a revisar una motocicleta de la décad de los años 60, que uno de aquellos tres le había pasado.
Tuvieron
que sortear muchos obstáculos hasta llegar a ella y, en el paso del
pasillo a una habitación se oyó un crujido extraño. Todos se pararon
durante unos segundos-"es la dilatación de una viga de madera por culpa
de esta maldita humedad"- dijo uno de ellos y continuaron revisando la
motocicleta.
Cuando se marcharon a sus casas, allá sobre las 2,30
de la madrugada, él lo agradeció, porque esa semana estaba siendo
especialmente ajetreada en el trabajo y, por tanto se dispuso
rápidamente a completar su media hora de meditación antes de ir para la
cama.
Se durmió rápido y profundamente. Cuando despertó fue porque
oyó un crujido muy, muy fuerte, y tras el ruido, sin más, el derrumbe
de toda la casa, que ya no pudo soportar todo ese peso ni un minuto más.
Y allí quedó, supultado por todo aquello, todo aquello que había sido su FORTALEZA y que ahora era su TUMBA.
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