jueves, 2 de julio de 2015

PLANTA BAJA Y AZOTEA

Cuando el señor/a vive en la planta baja, su sombra vive en la azotea. Cuando el señor/a se marcha a descansar, a dormir, la sombra se levanta, descansada, dispuesta a reinar en su franja de tiempo. Señor/a y sombra, sombra y señor, las dos caras de una misma moneda, los dos dándose sentido mutuamente. Nada gusta más a la sombra que burlarse del señor, de sus estúpidos prejuicios, de sus limitaciones, Sin embargo, el señor carece de la sagacidad necesaria para estar al "quite¨, a las trampas de sus sombra. Cuando quiere acceder a su interior siempre debe estar muy atento a percibir, con la mayor rapidez posible cualquier jugarreta que su cerebro plantea. Si no consigue estar lo bastante atento, su sombra siempre gana el pulso. Conozco gente a la que su sombra le gana sistemáticamente. La consecuencia de este "ser siempre vencido" por la parte oscura , es una gran frustración, una sensación de fragilidad e incompetencia( a pesar de la lucha férrea que el individuo plantea). Aquellas personas cuyo "programa", como diría Anthony de Mello, les precipita a alcanzar la perfección como única manera de asegurarse el cariño, reconocimiento y aceptación por parte de los demás, estas personas digo, son especialmente proclives a mantener con su sombra una interminable escaramuza La consecuencia, inevitable consecuencia, se traduce en un tener que asumir sus dos caras, su "dualidad", sus momentos blancos y momentos negros. Al final, nos encontramos con seres que han desarrollado, lo que podríamos denominar una doble visión de las cosas del mundo. Una doble manera de entender la moral, manejar principios y creencias incorporando a su ser un mister"Hyde", un mister Hyde no autónomo, sino dependiente, morador del interior del Dr. Jeckyl y ejecutor de todos aquellos planes que sólo la parte más oscura es capaz de idear, dar forma. Como resultado, nos encontramos con personas que viven esa dualidad teniendo que continuamente conciliar , controlar,comedirse, poner a buen recaudo los bajos instintos exiliando al ejecutor en la azotea y cerrando la puerta con mil candados que llegado el momento de nada servirán ya que la vehemencia de sus deseos podrá con cualquier intento de frenar la satisfacción. Por tanto, esas sombras que a veces vagan a deshoras por calles no tan oscuras , cubren su aspecto a fin de no ser reconocidas, disimulan con sonrisas-muecas la aviesa intención que en su interior albergan, y justificando sus más lujuriosos y vehementes deseos los llevarán a la práctica al tiempo que están encontrando la exculpación de los mismos. ¿Porqué todo esto nos suena tan familiar, próximo? ¿Tendrá acaso un nombre más sencillo, un nombre dado desde lo popular? Reflexionemos un poco, ya que, cuando el señor vive en la planta baja su sombra vive en la azotea y, cuando el señor descansa, la sombra reina

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