Esta vez iba a resultar más difícil encontrarse, entre otras cosas porque era pleno agosto( un mal mes para encontrarse) y aquel viaje olia a bronceador y despiporre.
El crucero partía del puerto del Pireo,en Atenas, con lo que ya tenía que sufrir el vuelo desde Madrid a Atenas( recuerdese su miedo a volar),eso sí, comparado con los vuelos a Beijing o Buenos Aires, éste iba a ser un breve paseo de unas 3 horas.
Así fue, en Atenas un rato después de sobrevolar el Stromboli en Italia.El aeropuerto una especie de catacumbas interminables donde guias de la compañia se encargaban de dejarlos al pie de unos autobuses tras haber deambulado por interminables pasadizos durante unos 15 minutos.
Embarque en el Pireo, el pasaje compuesto por muchas familias completas en plan dominguero hacia presagiar alguna que otra incomodidad, para colmo el régimen era un "todo incluido" para ponerse hasta el culo de mojitos de garrafón.
El barco un tanto antiguo y grande, iban cerca de tres mil personas dispuestas , no a encontrarse, sino m´´as bien a perderse.
Primer puerto tocado:Rodas, extraña isla, fue sede de la orden de Malta, ciudad medieval, muy bonita, pero con una temperatura endiablada en agosto. Tanto, que su mujer decidió volver al barco para refrescarse, pero él quiso ver si entre tanto calor y callejuelas había alguna posibilidad de ENCONTRARSE.
Lo que se encontró fue el minarete de una mezquita un tanto alejada del casco urbano y un golpe de calor que le produjo un mareo y la sensación de ir a perder la consciencia( asi no podía ser el encontrarse).
A duras penas se repuso y encontró un bar dónde compró una botella de agua refrescante y rápidamente volvió al barco.
En el puerto los ciervos de piedra encaramados a altísimas columnas, queriendo dar a entender que el coloso de Rodas alguna vez pudo estar por allí, en fin Rodas, la isla más grande del Dodecaneso, repleta de historia, punto de paso durante las cruzadas y todo lo que se quiera, pero no es un sitio apropiado para encontrarse.
Siguiente puerto: Santorini, un sitio idílico, azul cielo y azul mar, la esencia del Mediterráneo, un antiguo volcán cuya boca se deja ver desde Fira, la capital, de varias millas de circunferencia. Este paraje es algo más proclive al AUTOENCUENTRO, dejandose caer a uno de sus rincones, abandonando el barco, la compañia de otros seres humanos y contemplando mucho sería posible llegar a contactar con la ESENCIA, es un lugar para tener en cuenta, pero apartado de cualquier guiri o algo parecido
Uno de los lugares más hermosos de Santorini no es sus hermosas vistas del Egeo sino su iglesia ortodoxa griega, de hermosa y mística decoración.
Siguiente puerto a visitar, una isla más, y nada menos que:. Mykonos.
Una isla pequeñita,netamente mediterránea, al estilo ibicenco y paraiso del turismo gay.
Una isla coqueta, con clase, encantadora y cosmpolita pero nada proclive a profundizar en el SER.
Ahora tocaban dos días de navegación bordeando las costas adriáticas de Albania, Montenegro,Bosnia y Croacia, hasta desembarcar en Dubrovnik. Hermoso paraje, el mar, la ciudad medieval amurallada, su costa, todo un regalo para los ojos..
Peeeero, la ciudad medieval,,,la locura, miles de visitantes como en el primer día de rebajas, cuando las rebajas eran rebajas. Casi imposible disfrutar nada, imposible perderse más allá de un momentito en el claustro del convento o en algún rincón de la iglesia de los jesuitas.
Casi resultaba más hermosa la vista desde el barco, y sobre todo, a la hora de partida al atardecer.
El barco disponía de varios restaurantes pero siempre elegían su mujer y éluno de autoservicio, sacrificando un poco la calidad por la comodidad.
Algunos sitios del barco eran no susceptibles de ser visitados, salvo que hubieran ganas de encontrase como un día en hora punta en el centro de la ciudad. Entiéndase fundamentalmente las piscinas y jacuzzis, asi como los bares de cubiertas. Menudo invento lo del todo incluido: garrafón desperdiciado con mangueras de algo parecido a cola, buajjjjj.
Y el último puerto, la última escala, le proporcionó lo más cercano a una visión mística espiritual. Ya habían estado una vez en Venecia, habían ido en coche desde Oviedo el mismo verano en que se conocieron. Venecia les encantó, y ahora volvían a visitarla. Perooooo: la entrada al gran canal en el barco y el desplazamiento hasta el puerto de cruceros les proporcionó la vista más hermosa que se puede tener de un lugar tan maravilloso como Venecia. Vista destinada a desaparecer porque por motivos de preservación tienen previsto dejar de hacer esas entradas.La ciudad del amor, la ciudad del atardecer, la de los rincones, estaba a reventar de gente por todos los lugares, pero Venecia es capaz de soportar eso sin perder ni una gota de encanto.
La vuelta a Madrid en avión desde Venecia fue un paseito de poco más de 1hora y media. Otro viaje sin ENCONTRARSE, pero se llevaba en la retina dos vistas en especial, la de Santorini y la de Venecia desde el mar. Dos imágenes que pueden acompañar dignamente un encuentro con la ESENCIA
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